Ir a Venecia implica necesariamente, visitar Murano – Burano y Torcello. Tres islas que podéis recorrer en el mismo día y que supondrá una de las paradas más bonitas del viaje.

Mi consejo es verlas en ese orden si vais en barco porque se encuentran una detrás de otra y así será mucho más fácil. Tenéis varios barcos desde el centro y os recomiendo que compréis el ticket para 24 horas pues son un mínimo de seis barcos los que necesitáis y compensa mucho más que si los vais comprando por separado.

Como os decía, primera parada Murano
Conocida especialmente por sus artesanías de vidrio y cuya fama por este mismo motivo se ha hecho eco, está compuesto por siete islas más pequeñas que se comunican entre sí mediante puentes.
Siempre con buen flujo de turistas por lo que os comentaba con respecto al vidrio y con una invitación continua a conocer la elaboración de estos objetos pues tenéis varías fábricas y tiendas donde podéis ver cada uno de los pasos de este proceso.

Ajeno a esto, ya os puedo adelantar que el lugar en sí es precioso y a mí personalmente me invita a relajarme y recorrer sin prisa sus calles.
Como curiosidad deciros que la tradición de los objetos de cristal se remonta al antiguo Egipto y llegó a los romanos para adornar las casas nobles, pero tuvieron que pasar aún muchos siglos antes de que, gracias a la influencia árabe y asiática, se desarrollase un arte propiamente dicho.

Con respecto a qué ver, la Basílica de Santa María y San Donato son para mí dos paradas obligadas. También tenéis el famoso museo del vidrio y el faro.

La siguiente isla en nuestro trayecto es Burano
Mi favorita sin ninguna duda, los colores que la visten hacen que sea un lugar de lo más especial. Es dónde más tiempo estuvimos de las tres y me habría quedado mucho más, aunque fuese simplemente tomando un café con vistas a sus canales. Hay lugares que son lienzos y este es uno de ellos.
Inmensa suerte para los ojos que miran.

En relación a esto, cuentan que las casas son de diferentes colores porque así las pintaban los marineros para poder llegar a las mismas en los días de niebla.
La foto que da inicio a este post es de allí y se ha convertido en una de mis favoritas.
Tenéis un montón de pequeñas tiendas con mucho encanto y en la Piazza Baldassare Galuppi hay unos cuantos puestos donde podéis comprar recuerdos.


También os recomiendo hacer una parada en el campanario inclinado que se encuentra en la iglesia de San Martino Vescovo y otra en la torre del Acueducto.
Aunque como os decía al principio al ser lugares de pequeña dimensión, podéis ir recorriendo cada calle y empaparos un poco de su espíritu propio.

Última parada, Torcello
La más pequeña de las tres, pero con muchos puntos para ver. Por un lado, el Puente del Diablo que antiguamente conectaba la parte habitada de la isla con la parte reservada a huertos y jardines. Su nombre se debe a que cuentan que en las noches de luna llena se puede ver al Diablo sobre el puente bajo la apariencia de un gato negro.

Pasando el puente, os encontraréis con una esplanada donde podréis ver el trono de Atila, la Iglesia de Santa Fosca, el Palacio del Consejo y el del Archivio y la Catedral de Santa Maria Assunta que es la iglesia más antigua de toda la laguna de Venecia.

Como curiosidad, hoy en día solo viven dieciséis personas, siendo cuatro de ellos los dueños de los restaurantes que iréis viendo.
¿Momento perfecto para un Aperol? Diría que sí.

“Sin licencia ni experiencia para hablar de amor, pero soñamos con Venecia.”― Lírico
Terminamos así con la guía de Venecia , dejando paso a la siguiente ciudad de esta aventura por Italia. Espero que os sirva de orientación y ya sabéis que siempre dejo cositas en el tintero para no dejar al descubierto todo lo que podéis encontrar .
Nos vemos en Bolonia ;)💙