Hablar de moda siempre implica hablar de posibilidades. Un abanico amplio de opciones que se adaptan a todos los estilos, la oportunidad de reconvertir una prenda, su significado inicial o de alejarla de su uso habitual para regalarle así una mayor versatilidad.
Hablar de moda siempre implica hablar de recorrido, de la historia detrás de un patrón, de la estela de un buen diseño, de la presencia o no del mismo con el paso de los años e incluso del rescate del que quedó en la retaguardia.
La prenda protagonista del post de hoy tiene mucho de todo esto. Por un lado, las chaquetas de estilo militar supieron un cambio en el armario durante el siglo xx que se ha mantenido hasta la actualidad.
Sin ir más lejos, hemos podido ver como las gafas de aviador, las botas track o las bomber de inspiración armamentística han ido haciéndose hueco en nuestro closet y se han ganado un espacio más que merecido tanto en las grandes firmas como en las más comerciales. ¿El secreto? Un diseño reconocible, atemporal y favorecedor que consigue hacer frente al tiempo.
Centrándonos en la que os muestro, creo que tiene una estructura impecable en todos los sentidos. El peso del material hace que la caída sea perfecta, que consiga hacer frente al frío y que recubra nuestra silueta a la vez que la destaca.
La diferenciación viene dada por los estampados que la adornan, por la abotonadura de gran tamaño y por la combinación de tonalidades. Los detalles en rojo me parecen todo un acierto.
Las posibilidades en cuanto a tonalidades a combinar son muchas pero mi consejo es optar por colores neutros para potenciar la presencia de nuestra prenda principal.
En definitiva, se trata de una prenda que atrapa desde el primer momento .
Por todo ello y con la idea de no restarle protagonismo, he decidido combinarla con un jersey de cuello negro debajo que actúe de base del look . Para la parte de abajo, un pantalón de polipiel que consigue seguir con esa estética guerrera y unos botines de tacón que se agarran perfectamente al tobillo y se desdibujan con el pantalón, aumentando la sensación visual de vernos mucho más estilizados.
Por último y el accesorio que cierra, un bolso Valentino al que le tengo especial cariño porque me lo compré en mi último viaje a Italia y supuso todo un acierto. Tanto la forma como el color hacen que pueda darle toda la utilidad que me proponga y que sea realmente funcional. Es ese tipo de accesorio que supone un buen fondo de armario al que recurrir , con gusto y ganas, una y otra vez.
Además, el ancho de la correa y el estampado de la firma en la misma creo que dan ese punto “ muy moda” que cierra con broche de oro el conjunto.
¿Qué os parece? Os sumáis a la tendencia – estilo militar. Yo digo sí.
Y así , las posibilidades empezaron a tomar forma. Casi a la medida, casi sin querer, como todo lo que suma , como lo que nace fácil y se mantiene, como lo que quieres cerca. Bien cerca. – ohyepblog