Adoro el color rojo . Diría , sin ninguna duda, que es mi preferido a la hora de vestir . Adoro el atrevimiento hecho tonalidad, el descaro del que se impone sin mirar a su alrededor ( no le hace falta ), la seguridad de ese momento y la satisfacción de justo después…

En esta ocasión, no ocupa un lugar protagonista pero sí añade fuerza y luz como de costumbre al look. Mi idea es enseñaros en este y en el siguiente post, dos looks que aún compartiendo la misma base en negro se ven completamente diferentes y se podrían encasillar en estilos opuestos.

El pantalón pitillo de polipiel y la levita hacen el fondo neutro . Un fondo compuesto por prendas tan versátiles como atemporales. Dos prendas que son un fondo de armario indiscutible al que recurriremos en multitud de ocasiones porque se adaptan a todo, favorecen y nunca pasan de moda. Al contrario, las vemos haciéndose un hueco tanto en el streetstyle como en las pasarelas.


Son dos de mis esenciales que no pueden faltar a la hora de vestir. Hemos hablado en muchas ocasiones de qué podemos considerar una buena compra y ambas prendas son el ejemplo de ello.
El tono de luz , como os decía, lo añadimos con el pañuelo y el jersey . Últimos días ya para cobijarnos del cada vez menos frío que hace en Madrid y aprovechar para lucir todo aquello que aún permanece en la retaguardia pero que está a punto de ser guardado hasta dentro de unos meses.


Volviendo al color, se ha convertido en un secreto a voces, en el ejemplo a medida de aquel que ama la moda sin limitarse (así tendría que ser siempre ) , una fiebre que no ha tardado en envolver a todo tipo de celebridades y a grandes diseñadores como Valentino que no duraron en darle el todo por el todo e impulsarlo , aún más si cabe.
El rojo se relaciona así, con la feminidad , el poder , la sensualidad y la vivacidad
¿Os sumáis a tod@s los que no dudamos en llevarlo?

Y fue un destello de color lo que irrumpió sin previo aviso aquella tarde cualquiera del mes de abril. Un foco entre la nada que acostumbra a desdibujarse, el «después» de un parpadeo , la respiración volviendo en sí que sale victoriosa de ese baile entre sofocos que llevaba un rato ya aconteciendo. Las ganas de más, la miel en los labios con sutileza, el viento que mece y acaricia , la intensidad acotada …
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